Hola mis adorados lectores, ¿cómo os van las vacaciones de navidad? Las mías si os soy sincera, de un no parar. Entre trabajos, la familia, los regalos, los amigos y el romanticismo, no tengo mucho tiempo. Aún así, like always, he sacado un tiempo para vosotros.
Desde la última vez que escribí y os relaté un poco de mi dulce vida, han pasado muchas cosas. Asistí a la boda en Melilla (si, sobreviví a ESE avión). Y he de decir que fue un bodorrio por todo lo alto. Fue uno de los momentos que han marcado mi año ya no solo por la alegría por los novios, sino también por la experiencia.
De mi ERAMUS, sigo esperando. Ahora me toca ir mirando ya los sitios (o debería hacerlo, pero soy así de dejá para todo). Lo único nuevo que ha salido son las listas con las listas con los candidatos definitivos. Creo que ya os lo conté, pero si no es así, os lo recuerdo. El examen que hice solo hacía falta sacar un aprobado y punto. Lo que realmente cuenta es la media del expediente académico. La mía es de un 8.2. No está mal. Quizá puedo tenerla mejor, pero era el primer año, tampoco podía pedirme más.
Por otro lado, estoy bastante liada con un montón de trabajos. Es increíble Bolonia. No me deja ni un respiro, ¡ni siquiera en navidad! Y claro, al sumarle los encuentros con la familia, con los amigos que tienes más alejados, alguna que otra evento en la parroquia y el hecho de querer compartir estas fiestas con la persona amada, las cuentas pues no salen favorables a la vida estudiantil. Pero bueno, se sobrelleva como se puede.
Asistí al curso, como os comenté. Y estuvo muy interesante. Aparte de acercarme más al mundo de la traducción como mercado laboral, ha hecho que me de cuenta de muchas cosas que yo daba por descontada a la hora de escribir, tanto en inglés como en español, y de dudar sobre si lo hago bien o no. Los ponentes fueron estupendos, maravillosos e increíbles. ¡Ojalá yo llegue a hacer ponencias la mitad de buenas cuando sea mayor! Si tengo algunas queja es que la próxima espero que se realice en una sala con los huecos de las sillas más grande, que una ya va teniendo una edad y las rodillas no le funcionan igual que hace 10 años >.<. Bromas aparte, he disfrutado mucho asistiendo al curso y espero que se celebren más.
Es en estos últimos días del año cuando la gente suele hacer balance del 2011 y propósitos de año nuevo. Pues yo no, mirad por donde. Quizá un poco de balance si haga en tanto cuanto las cosas más importantes y las que más me hayan marcado a lo largo de este año. Pero lo que si no hago son propósitos. ¿Por qué? Porque son siempre cosas que nunca cumplimos. «Voy a ponerme a dieta» o «voy a dejar de fumar» son objetivos que no tienes porque hacer porque empieza el año. Son metas que debes ponerte y cumplir independientemente de la fecha que sea. Parece que apuramos hasta el final de año para exprimir estos vicios o hechos de nuestras vidas que queremos cambiar como si el 1 de enero fuera la fecha mágica que todo lo puede. Es mi opinión, claro está. Pero si queréis hacer propósitos de año nuevo, no os voy a quitar la ilusión.
Creo que ya he dado un repaso a todo lo repasable (no sé si está última palabra existe o es invención mía). Así que ya solo me queda desearos un feliz año nuevo y que espero que el 2012 os vaya igual de bonito a todos.
Un beso dulce lector, seas quien seas (L)
PSD: Hoy me gustaría acabar con algo especial. Os pongo un poco de música. Os pongo uno de los que a mi juicio (y estoy convencida de que todos lo hemos bailado y escuchado) es uno de los temazos del año.